El consumidor se ha convertido en la pieza clave de cualquier estrategia de marketing, las marcas intentan aproximarse al público para conquistar sus necesidades. Es cierto que la tecnología ha dado un vuelco a la ecuación y que cada vez nos implicados más en ella porque forma parte de nuestra vida diaria, no podemos evitar que la juventud nuestros entre en un nuevo orden repleto de bytes, conexiones, redes sociales al instante, nuestras relaciones en una permanente escucha, hiperconectados.
Pero que las empresas busquen ese potencial consumidor a toda costa, sin que les importe los métodos con tal de conseguir su objetivo de vender sus productos o servicios me parece un tanto exagerado.
La espiritualidad hace una referencia a la disposición personal de adquirir y profundizar en un conjunto de necesidades y actitudes que forman parte de nuestra personalidad.
Es cierto que aumenta especialmente en grandes empresas que dedican parte de su presupuesto a estas acciones, en una muestra de lo que es importante, valore su deseo de reservar en uno u otro hotel, por ejemplo.
No digo que no sea un plus, de hecho parece que es el reflejo de la sociedad que deseamos, pero no exclusiva de una minoría que se aleja de ese mensaje mercantilista que las define.
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