Los préstamos personales rápidos se obtienen después de una serie de trámites obligatorios que incluyen la constatación de datos aportados, verificación de su condición de cumplimiento de compromisos anteriores, avales que se comprometan a cumplir en caso de no poder hacerlo el titular del préstamo, presentación de títulos y libre deuda de las propiedades inmuebles presentadas como garantías hipotecarias -en los casos específicos-, la fijación de las cantidad de cuotas, montos de las mismas y se abona el crédito al mes siguiente de obtenido o si se cuenta con periodos de gracia.
A pesar de todos los datos y previsiones suele haber -en algunos casos- situaciones imponderables que complican la situación de poder cumplir con los compromisos adquiridos del pago puntual de las cuotas del préstamo. Estos casos se pueden deber a situaciones particulares y en otros casos las situaciones generales del país que revolucionan todos los sistemas financieros y de ingresos. En estos casos queda una opción que es la de refinanciar la deuda acomodando los compromisos adquiridos en otros tiempos a una nueva realidad.
Las refinanciaciones son una forma de nuevo crédito con otras condiciones y más adaptado a las nuevas condiciones económica del tomador del préstamo. Refinanciar la deuda obliga a actuar como si fuera un nuevo crédito con la firma de los avales o garantes de ese nuevo compromiso de pago.
Siempre es mejor refinanciar una deuda que llegar a la cesación de pagos y verse expuesto a mayores complicaciones, o a la perdida de los bienes puestos en garantía.